Ser parte de un barrio urbano marginal implica enfrentar múltiples desafíos y estar en desventaja dentro de la sociedad. Las condiciones de pobreza, las dificultades de convivencia y la falta de oportunidades limitan el desarrollo de las familias, afectando su autoestima y su esperanza en el futuro. Este contexto crea un entorno poco adecuado para el crecimiento de niños, jóvenes y familias.